La palabra puericultura viene del latín Pueri ‘niño’ y de cultura ‘cultivo’ o ‘cuidado’. Se define como la ciencia que estudia el cuidado del niño en su aspecto físico, psicológico y emocional.

Por otro lado la palabra crianza habla del acompañamiento respetuoso, activo, afectivo e inteligente de los adultos a los niños en el proceso de crecimiento y desarrollo.  Una forma práctica de estudiar el comportamiento y desarrollo de los niños es separarlos según su grupo de edad.  En este artículo hablaremos de algunos aspectos fundamentales del cuidado del recién nacido.  En pediatría se considera neonato todo niño en sus primeros treinta días de vida.  Este grupo de pacientes es muy especial debido a que incluye seres humanos frágiles, dependientes de otros, con gran capacidad de aprendizaje, muy perceptivos a estímulos y con altos requerimientos de afecto. El recién nacido percibe todo a su alrededor, es por este motivo que debe sentirse deseado, querido y protegido.  En cuanto a los cuidados en este primer mes de vida hay algunos aspectos básicos que tanto la madre como el padre y los cuidadores deben conocer.

Alimentación: 

La alimentación ideal para cualquier recién nacido es la leche materna. Se sabe que es un alimento esencial e irremplazable que favorece un vínculo afectivo y fortalece la relación del binomio madre – hijo. Además de los beneficios inmunológicos, nutricionales, metabólicos  y psicológicos que trae para el niño, la lactancia materna favorece la economía familiar debido a que es gratuita y está al alcance de todos, además protege al medio ambiente al evitar el uso de recipientes plásticos, latas, etc., donde se conservan los sucedáneos de la leche materna o fórmulas comerciales.

La lactancia materna se debe iniciar en la primera hora de vida, esta leche inicial es denominada calostro  y contiene alto contenido de proteínas e inmunoglobulinas que protegen al recién nacido. Las siguientes dos semanas la madre produce la leche transicional la cual va aumentando en volumen, en contenido de lactosa, vitaminas hidrosolubles, grasas y calorías.  A partir de la segunda semana se obtiene leche madura rica en grasas y carbohidratos que permitirán un adecuado crecimiento del niño. 

Higiene:

La piel de los recién nacidos está en proceso de maduración, lo que lo hace vulnerable a infecciones, el niño viene de un ambiente esteril y al nacer está protegido por  el vermix caseoso, que es la sustancia blanca que lo recubre y aisla del frío. Al nacer se debe poner en contacto piel a piel con la madre. A las 24 horas realizar el primer baño con esponja y el primer baño de inmersión se debe realizar con la caída del cordón. Evitar usar jabones, talcos, polvos que lo puedan irritar. El ombligo no se debe tapar con el pañal después del baño, se debe limpiar 3 veces al día, se tracciona y se limpia la base, se recomienda con agua y jabón, no usar alcohol u otras sustancias.

 Recomendaciones finales: 

Se recomiendan los baños de sol ya que son fuente de vitamina D, se deben realizar temprano en la mañana, cubriendo los ojos, por veinte minutos al día.  En cuanto al vestido lo ideal es usar ropa de algodón, acorde al clima, evitar uso de manoplas, pulseras, tobilleras u otros objetos con los que el niño se pueda ahogar.

A la hora de dormir, no interrumpir sueño, acostar boca arriba, no  usar cobijas peludas , no sobrecalentar al niño, no compartir cama con padres, si hay  fumadores, si están cansados, usan drogas o alcohol, o si el acompañante es otro niño. Además se deben tener presente algunos signos de alarma para consultar, como son la presencia de fiebre, coloración amarilla de la piel, convulsiones, dificultad respiratoria, piel morada, paro de la respiración, deposiciones con sangre, no come nada o vomita todo, deshidratación, no orina nada, llanto prolongado  que no se consuela.

Juanita Puchulú Betancourt
Pediatra CES

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